domingo, 14 de junio de 2015

Independentismo



Aunque ya abordé parcialmente el tema en mi artículo sobre los idiomas, que encontrará el interesado linkado, viendo lo ocurrido en las últimas semanas y que hace tiempo que quería difundir mi opinión sobre el tema, vamos a hablar de la independencia de Cataluña (por la mera vanidad de difundir mi opinión, pero vamos, que si no tuviera vanidad por difundir lo que pienso no me hubiera hecho un blog).


Es un tema complicado como pocos, con muchas interpretaciones posibles de entre las cuales muchas han sido usadas por motivos políticos hasta llenarlas de mierda y provocar un clima de descontento y mala hostia en cuanto a la cuestión que no ayuda a nadie.

Preliminares
Lo primero que quiero decir, y quizás lo más importante, es que creo firmemente en el derecho de cualquier pueblo a su autodeterminación e independencia, cultural y política, pues forma parte por un lado de la libertad individual el sentirse o no parte de una región, y segundo porque las naciones son artificios de origen más o menos histórico que son tan susceptibles al cambio como sus habitantes.
De esto se extrae el segundo punto, que sólo el pueblo catalán tiene voz y voto en cuanto a lo que es su devenir, porque es su devenir y no el del resto el que están decidiendo. Y esa decisión, en mi opinión, debe respetarse.
Por eso, me pronuncio muy poco (y a veces de formas voluntariamente equívocas, por fastidiar) sobre esta cuestión. Pero harto del equívoco he decidido abrir la boca y soltar todo lo que pienso del tema.
A partir de aquí queda claro que todo lo que diga es una opinión personal que nadie me ha pedido pero que tengo. Si alguien quiere dejar de leer aquí, pues ya sabe dónde está el aspa de cerrar la ventanita.

Un poco de historia personal
Hace más de un año decidí coger las maletas y buscarme la vida fuera. Ahora mismo, para mí, España es el pasado, Alsacia es el presente y el futuro es una neblina. Puede que España vuelva a estar en mi camino en el futuro, puede que no, pero por ahora mi estatus ha cambiado de español a extranjero.
Extranjero aquí en Alsacia, extranjero en mi tierra cuando vuelvo.
Por eso, quizás, mi punto de vista ahora mismo sea distinto al que era antes, porque mi perspectiva es distinta. Abordo el problema desde el observador no implicado, pues ahora mismo el que Cataluña sea o no sea independiente de una España a la que ya no sé si pertenezco yo mismo, pues no me roba el sueño.

Historia, economía y piruletas
En cuanto a las razones históricas y emocionales que les llevan a pedir la independencia, creo que ya me he pronunciado. El devenir de Cataluña ha sido tanto o más agitado que el resto de la Península, y como el resto de la Península, ha sufrido una serie de embates ideológicos y culturales particularmente convulsos este último siglo. Por lo tanto, un catalán que no se sienta español no es que sea una rareza, como tampoco lo es uno que se sienta español. Dependerá y mucho de sus experiencias vitales, sus historias propias y familiares y (desgraciadamente) del mensaje político que ha recibido. Esto último lo detallaré más abajo. La cuestión es que respeto y mucho ese sentimiento regional de pertenecer a un pueblo con costumbres, lengua y literatura propias.
Se han aducido motivos económicos para la independencia de Cataluña, que si es mejor para Cataluña y peor para España, que si quieren salir de Europa, que si no quieren, que si les beneficia, que si no. Tengo la sensación de que si Cataluña se independiza, ha de pasar por un acuerdo con el gobierno central para que no veten su entrada en Europa, porque lo que no creo que es beneficioso en el clima de crisis que hay ahora es ponerse a tontear con una nueva moneda que introducir en el mercado internacional ni jugar a la depreciación como en Turquía. Pero a lo mejor me equivoco, oigan, que yo de economía no tengo ni repajolera idea. Es una sensación de neófito.
Lo que es yo, si yo fuera catalán no estaría a favor de la independencia de Cataluña. Pero no por motivos históricos ni por politiqueo (que no vean ustedes lo que se han aprovechado la izquierda y la derecha de su(s) país(es) para jugar a Independista Bueno Independentista Malo, pero ya adelanto otra vez cosas). Estaría en contra como lo estoy de una independencia andaluza o de que España se salga de la Unión Europea. 

Sueños húmedos con Europa
Porque mi esperanza (utópica) es que esta Europa de Mierda que tenemos actualmente se dé cuenta de una puñetera vez que seguir jugando a los intereses ombliguistas de los “estados miembros” (así llamados porque están todo el día viendo quién tiene el miembro más grande, y va ganando la Merkel) y dirigirse al fin a una Europa Federal donde cada antiguo país aporte su cultura y su lengua y sus cosas buenas en vez de intentar rapiñar del fondo europeo como buitres.
Vamos, una utopía.
En ese escenario mágico ilusorio, que un estado federal se llame España y exista (o no) otro llamado Catalunya no tiene la mayor importancia, somos todos europeos y compartimos objetivos, intereses y también problemas. Nos dividimos por regiones con fines administrativos y de identidad cultural, pues cojonudo, seguro que Alsacia se vuelve un estado federal independiente.
Pero aunque las utopías son etimológicamente descorazonadoras, mi espíritu es el espíritu de un europeo, por lo tanto una Cataluña independiente o no, no parece tan importante. Yo pienso en la dirección contraria, en que los españoles pierdan un poco su ombliguismo en favor de Europa (y los franceses, y los alemanes...)

Políticos, esos pequeños hijos de p...
Por otro lado está la sucia y desagradable utilización política de este sentimiento, en todo respetable, como arma arrojadiza entre partidos e instituciones que nos ha traído más problemas de los que teníamos antes.
Gracias.
Que la derecha sea anti-independentista y la izquierda pro-independentista (en España, recordemos que en Cataluña hay independentistas de ambos lados) es tan artificial y vacío como todo el trasfondo ideo(i)lógico de (n/v)uestro país.
Me la suda y mucho ya a estas alturas de mi vida si un señor con traje en un podio dice una cosa y su opuesto otra, porque lo que dice cada uno es mentira. Son los dos lo mismo, puñeteros ladrones y sanguijuelas que han succionado el dinero del pueblo a manos llenas. Los dos. Sin distinción. Que se han demostrado igual de inútiles e incapaces para detener la crisis económica y para reflotar al país, que en ninguno de los dos casos fomenta los pilares de la educación y la sanidad que deberían ser la base del bienestar social, ni del desarrollo tecnológico y científico, que en un mundo donde la fuente agrícola y turística ya no son ni volverán a ser el centro de nuestra economía, son la única esperanza para que tengamos un lugar en el mundo.
Porque la idea maravillosa de reflotar la economía al rico ladrillo nos sigue saliendo cara. Y es la única idea para reforzar la economía en cuatro legislaturas, doce años, que se dice pronto.
Pero qué ocurre, que como no tienen programa ni capacidades ni siquiera carisma, siguen discutiendo los mismos temas sociales que hace veinte años que deberían estar resueltos, reforzando de manera artificial los sentimientos anti-derecha y anti-izquierda para que el votante medio no se le ocurra votar a la otra opción.
El resultado, claro, ha sido el nuevo alineamiento político en cuatro ejes cual partida de rol. En España no tenemos Bueno-Malo Legal-Caótico sino Derecha-Izquierda Casta-Alternativa. Si hacen un eje de coordenadas con esos dos opuestos, obtendrán los cuatro partidos que se están disputando ahora el poder.
Uy, ya me distraigo.

“Dame un nombre, Bastian” “Marciana Hirsuta de Todos Los Dolores” “Hijolagranputa...”
Es tan sucio el juego de los políticos que una cuestión tan tontorrona y tan poco discutible como es el NOMBRE de una región ha sido y es un tema de debate. Muchos habrán afilado los comentarios porque en el texto sólo he usado una vez la palabra Catalunya (o porque la he usado una vez). Ha sido a propósito para llegar a este punto.
Yo me presento a la gente como Juanjo. Y no lo saben pronunciar, y muchos se quedan con “Juan” a secas porque les cuesta la vida.
No me presento como Jean Joseph porque yo no me llamo Jean Joseph, me llamo Juanjo.
Cuando le pregunto a alguien cómo llegar a Basilea, pregunto por Bâle, y para volver a Estrasburgo, pregunto por Strasbourg.
Porque hablan francés.
Pero si hablo de mi experiencia aquí con mis colegas en España, les hablo de Estrasburgo y de Basilea.
Ahora, si hablo de uno de mis compañeros franceses, hablo de Guillaume, no de Guillermo.
Lógico, ¿no?
Pues ¿por qué complicarlo? Si pregunto a alguien en español por Gerona o por Girona, ¿acaso hay algún problema? Son la misma ciudad pero en dos idiomas distintos. Si estoy escribiendo este artículo en español, escribiré Cataluña, excepto cuando por alguna razón lógica lo escriba en catalán.
Por supuesto, si hablo con un catalán, escogeré de preferencia la palabra catalana, igual que cuando hablo con un francés en español (no se ha dado mucho el caso) intento usar las palabras de regiones en francés.
Y en ningún caso usar un nombre de región en catalán o en español estará reflejando mi ideología. O en francés, ya puestos.
Evidente y lógico, si alguien se llama Jordi, se llama Jordi y no Jorge. Nuestro nombre es nuestra identidad, e intentar traducir el nombre de otra persona a nuestro idioma, aunque pueda facilitarnos las cosas, es una falta de respeto por su identidad.
En definitiva, puedo aplicar las mismas reglas de cortesía, respeto y búsqueda de entendimiento que uso aquí en Francia y en francés con respecto al catalán y en Cataluña.
¿No?
Pues no, porque en el clima en el que estamos parece que el escoger una palabra u otra, siendo las dos igualmente aceptables y lógicas, parece posicionarte no ya sólo en cuanto al tema de la independencia (cosa ya estúpida de por sí) sino incluso en derecha o izquierda.
W T F
Entonces, ¿también define mi orientación política el cómo pido la carne o si prefiero Burger King o McDonand’s?
Y un cojón. Unos y otros, por igual y con igual culpa, han usado estos temas para enfrentar a la opinión pública de forma artificial para defender su ausencia de ideas, de programa y de vergüenza.

Fúrgol
Un último tema antes de las conclusiones, que ya va tocando cerrar este artículo. El fútbol.
Respeto que a la gente le guste el fútbol, claro. Pero no respeto el circo, la imbecilidad, la hipocresía y el dinero malgastado en él. No, eso no es respetable ni defendible.
Saco a colación un hecho que, excepto mis queridos petro-arizonianos (si no sabes quiénes son los petro-arizonianos, deberías seguir más a menudo mi blog), todos habréis oído hablar. La pitada del himno.
Vamos a hacer un ejercicio de imaginación. Supongamos que Cataluña se ha instituido país pero, por razones históricas y económicas y otras sus equipos siguen formando parte de la liga y las copas españolas (que podría ser una Liga Peninsular y aceptar a Andorra y Portugal, eso no sería ilógico).
Si en ese escenario se hubiera producido una pitada del himno, en ese caso, habría sido un acto de falta de respeto por el país vecino de lo más desagradable y alejada del fair play y del espíritu del deporte. Habría sido como pitar el himno francés o el alemán.
¿Qué habría hecho o dicho el gobierno alemán si la afición española o catalana, cualquiera de las dos, hubiera pitado su himno durante un Mundial de fútbol? Imaginaos la que se hubiera liado en términos de política internacional.
Lo que quiero decir con esto es que, si bien todos tenemos libertad de expresión, también tenemos deber de respeto por los otros. No censuro el hecho como forma de expresión libre, censuro el hecho porque con él se le está faltando al respeto a la identidad nacional de un pueblo entero (esté o no esté en contra de la independencia de Cataluña).
Tan malo es como si los españoles pitaran el himno catalán. La quema de banderas españolas o catalanas, por unos u otros.
¿Tiene que ver con la libertad de expresión? Sí y no. Digamos que entra de lleno en el terreno de la falta de respeto, como insultar a alguien por su raza o su religión. Es libertad de expresión pero no puedo jamás apoyar una expresión tal de falta de respeto.
Importándome un culo el fútbol y si el Barcelona juega o no la copa del dirigente-no-escogido-democráticamente.
Ya colgué mucho sobre la falta de respeto y la libertad de expresión a propósito de la tragedia de Charlie Hebdo en este artículo, así que no me explayo más.


Benditas conclusiones de un artículo largo cual día sin pan
La conclusión es sencilla.
Deberíamos relajarnos de una jodida vez con este tema. Si los catalanes no se sienten españoles y creen que estarían mejor económicamente si fueran independientes, es su derecho escoger pertenecer o no a España.
Posiblemente, en mi opinión, en realidad no les interese tanto ni económica ni socialmente, pero ese punto se lo dejo a quien sepa del tema, que como ya digo, la economía y yo no somos amigos.
Y de todos modos, sea como sea, lo que es necesario y fundamental es el respeto a las distintas identidades y realidades, por unos y por otros, y no dejarse comer la cabeza por políticos que, creedme, no quieren nada bueno para vosotros. En serio. Nunca. Si no, no harían política, escribirían blogs que nadie lee con artículos demasiado largos y sin imágenes.
Pensad por vosotros mismos y abandonad el odio, que no va a conducir a nada bueno.
Un saludo a todos, y que os dejen dormir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario