domingo, 17 de mayo de 2015

Guardias

Este texto está siendo publicado en el saliente, porque la red del hospital no me permite acceder a blogspot.
El texto está escrito durante la guardia, porque al final pude tomarme un tiempo para hacerlo (afortunadamente).
Todas las fotografías han sido tomadas esta mañana.
 


 Hace poco leí una entrada genial sobre el "Saliente de Guardia", que os enlazo a continuación porque de verdad merce la pena.

Morphinna

Y estando de guardia (como estoy), y en los minutos que tenga libre, voy a intentar llegar un poco más lejos, hablar de la pre-guardia, la guardia, el saliente y el post-saliente, y de todo lo que ello conlleva.

Antes de empezar a gimotear como una adolescente tras la marcha de su cantante favorito de la Boy Band del momento, voy a dejar claro un punto.

Yo Sabía Lo Que Era Una Guardia Antes De Escoger Hacer Medicina.

Casi todos los que decidimos coger medicina sabemos (o no tardamos en descubrir) que como parte del "trato social" de ser médico están incluidas las guardias de presencia.
Otro detalle que una parte de la población no conoce, las guardias duran 24 horas, y eso lo sabemos también antes de hacer nuestras elecciones.
Más aún, todos hemos escuchado historias de médicos trabajando en el "saliente de guardia" antes de terminar la carrera y cuando aún podemos escoger alguna especialidad "sin guardias".

Todo esto para decir claramente que, por mucho que llore y me queje durante toda la entrada, es algo que ya sabía que tendría y que he elegido tener. De eso podemos concluir que no se trata de una entrada para quejarme de la situación en pos de un cambio ni busco la lástima. Es la simple necesidad catártica de expresarme.

La Pre-Guardia

¿Qué es la pre-guardia? Es un fenómeno psicológico parecido a la ansiedad, una sensación de melancolía y reticencia que empieza a aparecer desde unas horas hasta varios días antes de una guardia.
Se ve estimulada por una previsión de una Mala Guardia (ya hablaremos luego de eso) y es proporcional a la distancia entre guardias. A más guardias juntas, menos ansiedad (por acomodación o por el efecto de lavado cerebral que produce tener guardias muy juntas, no sé).
Este sentimiento puede llegar a condicionar mucho al sujeto durante el día (o incluso la semana) que precede a la guardia, haciendo que de vez en cuando entre en melancolía, estupor, suelte exabruptos o incluso entre en fases del duelo (negación, ira, negociación, tristeza, aceptación).
Suena a exageración con fines humorísticos (y por el tono del blog podría serlo perfectamente, y es que en parte lo es), pero he de decir que he asistido de verdad a casos extremos de compañeros en los que la ansiedad pre-guardia eliminaba todo componente social del individuo y lo llevaba, incluso, a llorar durante horas.
Igualmente, incluso la gente que tiene más defensas psíquicas contra la pre-guardia ha de modificar en cierto modo su comportamiento en las vísperas de guardia.
Excepto algún caso aislado, es poco recomendable salir "de juerga" antes de una guardia. Y aunque yo no soy precisamente "el alma de la fiesta", sí que supedito mis planes y mis horas de retorno muchísimo a este fenómeno.

La Guardia

La ansiedad pre-guardia suele desaparecer en el momento en el que se viste de blanco (o de verde, o de azul, depende del servicio y el hospital). A partir de ese momento, el sujeto pasa a estar en un estado de alerta patológico.
Esta primavera se lleva el blanco moteado de Betadine
He de insistir en el siguiente punto porque aunque la mayoría de mis contactos son del medio o tienen un contacto estrecho con el medio, mucha gente que no tiene ese contacto no tiene esa información (y no se la cree muchas veces).
Una guardia son 24 horas de presencia en el hospital.
Eso no tiene por qué significar 24 horas de trabajo ininterrumpido... pero sí que puede darse la situación, y desde el momento en el que nos enfundamos el pijama y cogemos el busca, asumimos que durante las próximas 24 horas podríamos no tener un momento de respiro.
Las consecuencias de esa consciencia son variadas, pero nos vamos a centrar en las dos más importantes.

Primero, nuestro estado de alerta aumenta enormemente. Soltamos adrenalina a mansalva, nuestras tiroides se vuelven locas y empezamos a tener taquicardias. En CUALQUIER momento desde CUALQUIER lugar puede surgir trabajo que puede ser de CUALQUIER tipo.
Desde un accidente de tráfico con la tibia asomando hasta un esguince de tobillo, desde un infarto en un paciente con triple by-pass hasta una arritmia puntual sin significación clínica. Desde la cosa más grave del mundo hasta la tontería más banal.
Y tienes que responder a todo, inmediatamente, de igual forma porque HASTA QUE NO LLEGAS AL ENFERMO NO PUEDES SABER ANTE QUÉ TE ENCUENTRAS.
Acabas aborreciendo el sonido del busca. Si era tu canción favorita, ahora detestas el grupo entero y la discografía. Si era un sonido incordiante, ahora puebla tus pesadillas.

Segunda, tu cerebro busca de forma ansiosa el reposo. Por eso es mala idea llevarse apuntes para estudiar en una guardia, o trabajo que realizar, o artículos que escribir. El estado de alerta es tal que cada pequeño minuto va a ser reclamado por tu necesidad de DESCANSO, ya sea viendo vídeos de gatitos o leyendo periódicos deportivos o escribiendo entradas de blog.

Llegamos ya al tema peliagudo. Qué es una buena o mala guardia. Porque aquí para gustos colores.
Como es mi blog, os diré que para mí la mejor guardia es aquella en la que el trabajo no para desde por la mañana hasta la noche, sin llegar nunca a acumularse demasiado para no estresarme, y que me dejen dormir.

Es casi un mantra. Que me dejen dormir.

¿Es que puede darse (se preguntará el neófito) una guardia en la que no pares de trabajar absolutamente nada y no puedas ni dormir?
Sí, pero son las menos. Por el contrario, algo que puede ocurrir con mucha facilidad es la guardia del Sueño Imposible, aunque no sea porque siempre exista algo que atender.
Me explico. Es medianoche, todo está ya tranquilo. Has podido incluso cenar y todo y no hay pacientes esperando para ser atendidos.
En ese momento te vas a la cama lleno de confianza y de satisfacción por tu trabajo bien hecho, recitando para ti el mantra.
Que me dejen dormir.
Te acuestas, das dos vueltas y comienzas a amodorrarte... cuando suena el busca.
Opa gangnam style. O algo aún más irritante.
Eeeeooo, sexy lady...
Es un hospital periférico, que te va a enviar alguien para que le eches un ojo. Dependiendo la distancia, puedes plantearte echarte una siesta hasta que llega.
Solo que no te echas la siesta. Va a llegar. Y tú, amigo mío, eres el especialista, así que SEA LO QUE SEA LO QUE LLEGUE, va a tocarte a ti darle una solución.
Pasa una hora, o una hora y cuarto y te llaman.
El paciente, al fin.
No. Es la planta, que el tratamiento de la señora Menganita no está puesto en el ordenador y no pueden dárselo.
Te levantas, enciendes el ordenador, escribes el tratamiento. Vale, a seguir...
El busca. Es el paciente, que ya ha llegado.
Son las dos de la mañana. Lo escuchas, lo atiendes, lo tratas. Antes de las tres no has terminado.
Porque puede que trabajes rápido y durante el día puedas gestionar un caso sencillo en veinte minutos, pero por la noche ni te quedan las energías ni le queda al resto del personal y todo va más lento.
Así que son las tres y el chute de adrenalina que has lanzado para poder tratar al paciente te dura todavía. Hora de intentar infructuosamente dormir durante otros tres cuartos de hora.
El tiempo suficiente para una llamada de otro centro periférico. Vuelta a empezar el ciclo.

Perfecto. La noche destrozada y sólo has visto dos pacientes. Y no has dormido nada, apenas arrancado algunos minutos en los tiempos de espera.

Eso, amigos míos, eso es una Mala Guardia.

Y de esas hay más de las que podáis contar.

El Saliente

Como ya he linkado un artículo sobre el saliente de guardia, no voy a extenderme mucho aquí, que para eso está muy bien escrito.

Para resumirlo, es la peor resaca de tu vida. Y encima ni siquiera te estabas divirtiendo en una fiesta.

Satisfacción es dejar esto atrás cuando llega el relevo


El Post-Saliente

Este es un fenómeno curioso. Resulta que hay un día, justo tras el saliente, en el que aún son muy patentes los efectos de cambio del ritmo del sueño secundarios a la guardia y al saliente de guardia.
Para mí, muchas veces el post-saliente es peor que el saliente. En el saliente aún queda mucha adrenalina, y además la mayor parte de las veces podemos tomarnos el día libre (como está estipulado).
Pero el post-saliente es un día de trabajo normal y corriente, en el que el universo no ha recuperado su ciclo normal.

Entonces, se preguntará el lector avispado, ¿qué ocurre si el post-saliente resulta ser OTRA GUARDIA?
Pues es lo que llamamos:

El Mete-Saca

Fenómeno más frecuente de lo pensado, encadenado de guardias que se suceden una tras otra. Sonará a broma, pero a partir de la cuarta guardia, los días de saliente empiezan a no-existir. Tienes la sensación de que el hospital, la guardia, es tu mundo; y todo lo que está fuera no existe en realidad, forma parte de un sueño extraño que tienes entre guardias.
Mi récord está en 6 guardias seguidas. No es el más alto (sé de alguien que llegó a las 15, es decir, un mes entero de mete-saca). Pero, sinceramente, no lucho por superar mi récord.

Las Guardias de Castigo y las Guardias de Fin De Semana

He de reconocer que he tenido la suerte de no enfrentarme nunca a estos dos fenómenos. Pero ya que estaba haciendo esta entrada, he preferido reseñarlos.
Una guardia de castigo es un fenómeno que ocurre en países de sudamérica. Nunca lo he escuchado nombrar en España y en Francia (no significa que no ocurra, sólo que no tengo datos al respecto). Son guardias sin saliente encadenadas como castigos por "faltas" que pueden ir desde lo grave hasta lo pueril.
Una guardia de fin de semana es lo que su nombre indica. Un fin de semana, viernes, sábado y domingo, de guardia. A cambio, el resto de fin de semanas de un ciclo (dependiente de cuántos médicos hagan guardia en esa especialidad) están siempre libres.

Conclusiones, o algo parecido

Os invito a un metafórico Café De Saliente, oh, dulce regalo de los dioses


No sé cómo cerrar la entrada. No quiero que esto suene a excusa para cuando un médico es desagradable o se equivoca, porque como dije al principio el estar de guardia es algo que asumimos como parte de nuestra profesión.
Tampoco creo que esta información deba caer en saco roto, porque como seres humanos que somos, las situaciones de cansancio o tensión extrema nos afectan también, y a veces un simple punto de empatía se agradece.

Digamos, en fin, que la guardia y sus fenómenos acompañantes son un hecho, forman parte de nuestra realidad y pueden afectar a nuestra relación con los pacientes. Que el público los conozca, que nosotros los reconozcamos, es importante para ayudarnos, unos y otros, a mejorar esa relación.
Porque al final lo importante es eso, la relación médico-paciente, el centro del acto médico y lo que puede llevar al éxito o al fracaso de lo más importante del mundo: proteger la salud.

Sigamos con la guardia, que ya le queda menos.
Un abrazo a todos.
Y que os dejen dormir.


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